Obra dirigida por Félix Sabroso, nos habla sobre la importancia de seguir avanzando.

Bueeeeno… puede que mi opinión se vea sesgada en positivo a causa de una de las artistas del elenco, Alaska, por quien siento admiración en varios sentidos. Lo siento, se que es típico, pero lo voy a decir ¡Soy fan de «La Movida»!. Sin embargo, aunque sienta una profunda nostalgia hacia un pasado que no viví, ¡La vida sigue!. Esto es lo que Mario Vaquerizo, Alaska, Bibiana Fernández, Manuel Bandera, Marisol Muriel y Cayetano Fernández nos vienen a decir.

En La Última Tourneé, estamos presenciando un auténtico aprendizaje de personas que han pasado por mucho y han sorteado todo tipo de dificultades como artistas. Esta obra parece ser algo que sus protagonistas tienen ganas de decirnos, algo personal que necesitan expresar. Además, como Axel me dijo al salir del teatro «Se nota que son un grupo de amigos que han hecho esto porque les apetecía hacerlo».

La Última Tourneé nos da toda toda la vistosidad, plumas y purpurina que le pedimos a la vida, y más en estos tiempos tan grises.

El grupo teatral que interpretan es aquel teatro de varietés donde encontramos; diversos números artísticos en formato musical y de baile folklórico además de performances, y humor; sin seguir una relación argumental. Todo ello aporta dinamismo y ligereza a la obra, pero al ser una metaobra, queda enmarcado dentro de una historia sobre las dificultades a las que se vieron sometidas las artistas de los años 90 en España. Sus protagonistas se ven obligadas a renovarse y explorar nuevas opciones si no quieren quedarse obsoletas.

Este tema ya lo abordó Alaska en el año 95 en una entrevista para el programa Cruzando El Misisipí en la que comentó «El tiempo te limita pero es lo único que tienes que dejar que te limite, no las ganas, ni las intenciones, ni pensar que ¿Por qué no? […] Hay gente que ha crecido en edad y se ha quedado en su sitio, es como si el mundo no hubiera seguido avanzando, como si no hubiera nuevas cosas que se te ofrecen, que te pueden gustar o no, pero por lo menos estar interesado».

Esta obra es lo que necesitas ver si te encuentras estancado, con ganas de un cambio y necesitas reiniciarte.

Habla de la importancia de tener apertura hacia la novedad, de la inquietud por seguir creciendo, de mantener viva la curiosidad y el afán por descubrir las propias limitaciones, que al final pueden resultar ser nuevas posibilidades. Quizás lo más bonito de esta obra es ser capaces de hacer introspección a través de ella.

Pero ante todo, La Última Tourneé es humor. No faltan las carcajadas con las ingeniosas intervenciones de Bibiana Fernández, la chispa y frescura que aporta es la guinda del pastel. También es de obligada necesidad destacar la interpretación y vivacidad aportada por Cayetano Fernández, el más joven del elenco.

Como detalle final, me pareció adorable y de lo más cómico cuando una vez bajado el telón, Mario salió apresurado con las gafas puestas y exclamó “¡Ay que quería veros las caras, que me he dejado las lentillas y no venía nada!” Entre risas descontroladas.

PD: Si esta reseña ha sido el empujoncito que necesitabas para ir corriendo a verla, ten en cuenta que el 4 de Abril es la última función. A modo de superconsejito, no recomiendo las primeras filas en el Teatro Calderón porque están demasiado «empotradas» contra el escenario. Sin embargo, los palcos me parecen una opción ideal tal y como está dispuesto el teatro, además son más económicos. ¡Disfrutarla!.